Oh, que felicidad

Oh, que felicidad ya siento en mi alma,
Porque hoy mi fe se funda en la palabra;
Ni vientos, ni turbión podrá apartarla,
Porque el amor de Cristo more en mi alma.
CORO 
Amor, santo amor, curó el quebranto,
De mi alma que en el mundo sufrió tanto
Pero hoy, si sufro yo por aquél Santo,
Tendré la vicia eterna si soy manso.
El mensajero aquí es como el agua,
Saciando los sequíos por la palabra;
Diciéndoles de Cristo que nos salve,
Trayéndoles descanso para su alma.
Hogares que sin paz se encontraban
Gimiendo de esta vida tan amarga;
Aunque ellos procuraban ya dejarla,
 Pero el devorador tenía las almas.
Ya Cristo con poder ha ascendido,
Dejando derrotado al enemigo;
Diciendo con amor; ¡Venid conmigo!,
Que yo soy la verdad y el camino.