Qué bueno es el Maestro,
Con qué le podré pagar;
Cuando me vio navegando,
En el mundo de maldad.
Me extendió su Santa mano,
Él me quiso rescatar.
CORO
Maestro, oh, Maestro,
Maestro de Galilea,
Tu me viste naufragando
como el barco en la marea;
Maestro, oh, Maestro,
Maestro de Nazareth,
No te olvides de los tuyos,
no los dejes perecer.
2
Que bueno es Jesucristo,
Nunca se me olvidará;
Cuando yo le había ofendido,
El no vio mi iniquidad.
Se mostró muy fiel conmigo,
Perdonando mi maldad.
3
Mi vida ya era perdida,
El enemigo me hirió;
Pero el buen samaritano,
Transitando me encontró.
Me tendió su santa mano,
Mis heridas El vendó.
4
Sólo te pido Maestro,
Que me aumentes más la fe;
Para seguir avanzando,
Y animando al que no cree.
Porque el tiempo está muy cerca,
Y hay que predicar la fe.