Padre

Padre, aunque diez mil ayos tengan,
Para cuidar mi candor, sólo tú me has engendrado,
Por tu evangelio sagrado, en nombre del redentor,

2

Padre, sé muy bien que no me olvidas,
Y que nada nos separa, y a pesar de la distancia,
Yo percibo tu fragancia, que inmortalizó mi ser.

3

Padre, ¡Qué felicidad vivir!, disfrutando tu presencia,
Y admirando tu hermosura, con tu paternal ternura,
Como un niño me sentí.

4

Padre, nunca habrá separación, porque yo quedo contigo,
Y tú vas dentro de mí, es que yo soy para ti, un hijo por tu elección.

5

Padre, cuando estemos en presencia, del eterno Rey de gloria,
Quiero de tu gran victoria participar yo también, y brillar en
Tu corona angelical. Padre.