Por la inefable luz del día, Que tanto alegra el corazón; Al despertarnos diariamente, Cuando admiramos el fulgor; De una alborada rubia y bella, ¡Gracias sean dadas a mi Dios! 2 Por el aroma de las flores, En cuyas galas de color: Vemos la mano omnipotente, Cuyo pincel las matizó; Por tantas, tantas maravillas, ¡Gracias […]